jueves, 24 de marzo de 2011

EL NAUFRAGO

Cuenta la historia antigua de un adinerado navegante, quien junto con otros pasajeros fue sorprendido en alta mar por una súbita y violenta tempestad, la cual empezó rápidamente a hacer agua el navío.

Mientras los demás pasajeros, con mucho esfuerzo, trataban de salvarse a nado, el adinerado navegante, invocando a cada instante a su Diosa Atenea, le prometía efusivamente toda clase de ofrendas si por su medio lograba salvarse.

Uno de los náufragos que lo oía a su lado le dijo:

-Pide a Atenea, pero también a tus brazos.

CONCLUSION: Exfuersate por lo que quieres, decees y necesites

No hay comentarios:

Publicar un comentario